PRÁCTICA PROFESIONAL AGRONÓMICA

“Evaluación de un proyecto de peletización del glicerol para consumo animal”

Alumna: Ortiz, Gerardo Andrés.
Tutor Interno: Rossler, Noelia.
Tutor Externo: Mansilla, Mayco.

La dependencia de la humanidad por los combustibles fósiles genera grandes problemas hacia el medioambiente. Las reservas mundiales de combustibles fósiles son limitadas y, desde hace algunas décadas, las tecnologías que aprovechan las fuentes alternativas de energía, como la biomasa, aumentaron de manera notable (Sánchez, 2015). Los llamados “agrocombustibles” están siendo considerados como reemplazantes del petróleo y como una importante fuente de agronegocios.

Desde principios de los años 2000, el mercado de biocombustibles mundial muestra un importante desarrollo al impulso de políticas públicas que, por el lado de la demanda, se materializan en normativas que obligan su utilización y, por el lado de la oferta, estimulando la producción a través de exenciones fiscales (Panichelli, 2006).

La motivación de las políticas públicas viene definida por varios factores convergentes: la necesidad de contar con fuentes energéticas alternativas a las derivadas de los combustibles fósiles, la búsqueda de disminución de la dependencia al consumo del petróleo, cuyo precio exhibe una tendencia al alza, los impactos medioambientales del uso intensivo de los recursos no renovables y los acuerdos internacionales orientados a la disminución de los gases de efecto invernadero, que suponen el desarrollo de energías limpias y renovables (Gorestein, De La Torre and Luis Hernández, 2020). Argentina, es un gran productor de biocombustibles, como bioetanol y biodiesel. El principal insumo utilizado para la producción de biodiesel es la soja. El biodiesel es un combustible alternativo para motores diésel que se obtiene principalmente por una reacción de transesterificación de un triacilglicérido (presente en aceites vegetales o en grasas animales) con un alcohol. Esta reacción requiere de un catalizador, que puede ser tanto homogéneo como heterogéneo, básico o ácido, obteniéndose una mezcla ésteres metílicos (si se emplea metanol). Como producto secundario de la reacción de transesterificación se obtiene glicerol, en aproximadamente un 10% de la cantidad de aceite utilizado (Castellar, G., Angulo, E.R., & Cardozo,
B.M., 2014).

Este producto se presenta con muchas impurezas por lo que se denomina “glicerol crudo” o “glicerina”, que contiene sólo entre un 50% y 60% de glicerol puro y, el resto, se compone de agua, metanol, restos de catalizador, sales inorgánicas, materiales orgánicos no glicerol (MONG), jabones, ácidos grasos libres, residuos de materias primas y metilésteres. La glicerina cruda puede ser refinada y comercializada para diversos fines, pero este refinamiento es muy costoso como para ser soportado por aquellos pequeños productores que elaboran biodiesel a pequeña escala, por lo que es acumulada en la mayoría de las plantas elaboradoras de biodiesel generando un residuo en vez de un producto aprovechable (Polich, 2019).

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