Con gran asistencia de maestros y profesores, se llevó a cabo en el Aulario del Campus FAVE el Taller “Desafíos de la Educación 2024: la articulación entre el nivel medio y la universidad”, organizado por la Facultad de Ciencias Agrarias y la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNL, en el marco del 25º aniversario de su creación.

Presidieron el encuentro, el decano de la FCA, Oscar Osan; la vicedecana de la FCV,  Amorina Sánchez; y los secretarios académicos de FCA y FCV, Julio Ramos y Sebastián Recce.

En primer término, el decano Oscar Osan pronunció palabras de bienvenidas y expresó, entre otros conceptos: “El problema de la articulación entre los distintos niveles del sistema educativo es algo que requiere la intervención de especialistas, por eso surgió la iniciativa de este taller. Necesitamos articular con las escuelas medias y las escuelas rurales, para que las nuevas generaciones puedan tener un mejor desempeño en la Facultad. Los desafíos del futuro de la educación pasarán por dos aspectos: la modificación del sistema de enseñanza aprendizaje y la neurociencia, es decir, cómo aprenden y cómo se comunican los jóvenes de hoy”.

Acto seguido el Dr. Rubén Elz, director del Departamento de Ciencias Sociales de la FCA, presentó a la Dra. Andrea Pacífico, explicó la mecánica que tendría el taller y adelantó: “Nos vimos sobrepasados por las demandas de inscripción. Esto significa abrir un espacio para reflexionar y empezar a hacernos algunas preguntas. Creemos que esta propuesta ha despertado muchas expectativas y una serie de inquietudes que amerita próximas instancias de encuentro”.

“La articulación no se resuelve en tres meses: hay que construir puentes”

Andrea Pacífico es Profesora de Filosofía e inglés, Doctora en Epistemología e Historia de las Ciencias y Magíster en Didácticas Específicas. Fue coordinadora del Programa de Articulación “Escuela Media, Polimodal y Universidad” de la UNL y actualmente se desempeña como Secretaria Académica y de Bienestar Estudiantil en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNL.

En una mecánica abierta de diálogo e intercambios transversales, de manera amena y didáctica, la especialista fue compartiendo ideas y definiciones, producto de investigaciones y trabajos de campo realizados a lo largo de su extensa trayectoria. A continuación, apuntamos algunos párrafos a modo de apretada síntesis.

El problema de la articulación entre los distintos niveles educativos:

“En el sistema educativo argentino cada nivel fue creado según su propia lógica. Ningún nivel fue pensado en articulación con los otros. Nuestro sistema educativo, a diferencia de lo que ocurre en arquitectura, no se construyó pensando en la totalidad del edificio. Ahí hay una brecha que tenemos que salvar. Es un problema de larga data. Lo interesante es que no lo naturalicemos. Hay que construir puentes entre los distintos niveles. Y eso es un trabajo que los docentes han tratado de realizar a lo largo del tiempo. Este tipo de actividades es un ámbito de reflexión, de escucha y de construcción colectiva. Hay que pensar juntos. Esto no se resuelve con una sola mirada”.

Sobre el nivel educativo que exhiben los alumnos de la secundaria:

“Los chicos son juventud. Y la juventud es pura potencia. No hay que ver lo que no saben, sino ver de qué saben y qué esperamos nosotros que sepan. Ahí hay como una especie de desencuentro. Hay que buscar los puntos en común y encontrar el camino para una trayectoria académica mucho más fluida”.

Algunas pistas para resolver el problema de la articulación:

“Hay que preguntarse qué articulamos. ¿Contenidos, hábitos, competencias, habilidades, formas de ser y socializar? Lograr una buena articulación entre los distintos niveles educativos es un trabajo para toda la vida. Es una brecha que hay que saldar todo el tiempo. El problema es cuando esa brecha se transforma en abismo. Es lo que hay que evitar. Porque si no, no hay verdadera inclusión educativa. En la universidad pública y gratuita, abierta para todos, tenemos que poder afrontar ese desafío”.

La necesidad de respetar los tiempos:

“A veces creemos que la articulación entre niveles se puede dar en un corto tiempo y no es así. ¿Cuánto tiempo lleva subjetivarse como estudiante secundario o universitario? No podemos esperar que esa transformación se resuelva de diciembre a marzo. La transición es un proceso complejo que abarca circuitos administrativos, académicos, familiares, laborales y sociales. Los distintos niveles tienen lógicas y tradiciones diferentes. Ese período necesario de adaptación puede asemejarse a una grieta o un abismo. Lo ideal sería que funcione como un engranaje o un puente”.

El impacto de la inteligencia artificial en la educación:

“Es una pregunta que aún no podemos responder acabadamente, porque esto recién empieza. Lo seguro es que los futuros profesionales y egresados que no sepan utilizar esta herramienta, no tendrán trabajo. Hay que usar estas tecnologías para ser más eficientes. Bien utilizada, es una asistencia maravillosa que te hace más eficiente y te permite ahorrar tiempo. Habrá que empezar a trabajar en las aulas y en las prácticas docentes con la inteligencia artificial, pero utilizada en un buen sentido, para que te ayude a pensar y elaborar conclusiones, no solamente para cortar y pegar”.

El fantasma de la deserción:

“La deserción temprana, en los primeros años, tanto en la escuela secundaria como en el nivel terciario o universitario, es un problema de vieja data que no debemos naturalizar y que nos debe interpelar. El deseo de los alumnos es aprender y terminar los estudios. Y nosotros debemos garantizar esa expectativa. Como dice la gran educadora argentina Graciela Frigerio: los docentes somos garantes de que el origen de una persona, no marque necesariamente su destino”.

Un mensaje motivador para la docencia:

“Trabajar en espacios de articulación es un gran desafío: una tarea ardua, que requiere de ajustes y acuerdos permanentes. Pero que además, tiene grandes dosis de incertidumbre. Enseñar es un desafío constante. No hay posibilidad de aburrirse. Todo el tiempo hay lugar para la sorpresa y la innovación. La pasión debe ser el motor de la docencia. Tenemos que saber contagiar las ganas. No hay que idealizar la educación del pasado o el estudiante de otras épocas. Hay que trabajar con el deseo de los adolescentes y los jóvenes actuales. Ayudarlos a que puedan sostener una trayectoria que es compleja. No prometiendo otra cosa que no sea trabajo, esfuerzo y compromiso”.