Y a partir de esa frase, los asistentes valoraron cada palabra de las pronunciadas por los calificados disertantes que formaron parte de esta actividad que organizó el Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Agrarias (UNL).
 
El programa abordado fue dividido en distintos módulos. Los asistentes analizaron aspectos de la economía y la oportunidad Argentina en los nuevos escenarios, así como la posibilidad de especializar la producción y agregar valor.
 

El Congreso generó un espacio para que los jóvenes tomen conciencia sobre el rol que van a tener como profesionales para el desarrollo rural y del país, como así también dentro de la sociedad, con la generación de líderes o de nuevos dirigentes para el sector (o para otros).
 
La ocasión fue propicia también para referir oportunidades y escenarios económicos posibles, la innovación tecnológica,  los nuevos consumidores, nuevas demandas. En una población creciente y con cada vez menos tierras cultivables, no sólo está el desafío en producir eficientemente sino la posibilidad de agregar valor, por un lado especializando la producción y agregando atributos, la creación de marcas, la certificación, la producción en origen, trazabilidad, etc., que van de la mano con las normas de la calidad y las buenas prácticas.
 
El encuentro también brindó charlas interesantes sobre una gran variedad de temas donde fueron involucrados los estudiantes, a partir de conceptos que los trasladaron, en muchos casos, a escenarios posibles como futuros profesionales o dirigentes de la sociedad argentina. A la vez, los disertantes, brindaron sus puntos de vista sobre tópicos específicos, dejaron mensajes a los asistentes para analizar y sacar sus propias conclusiones. Es decir, para reflexionar e incluso -y ojalá ocurra- debatir entre ellos.
 
El desarrollo de la economía actual sin duda fue otro puntal del Congreso. Desarrollo para saber hacia dónde vamos, qué se necesita del Estado y qué pueden aportar los profesionales, parece ser fundamental. Se trató de situar a los participantes en el proceso de encadenamiento productivo y frente al Estado, que puede ser un gran problema o una gran solución. Se suma la importancia social de agregar valor, porque el agregado de valor bien regulado conlleva a la generación de puestos de trabajo, mayor competitividad, moviliza otros sectores como la industria, el comercio, el transporte, los seguros, el mercado de insumos, el sector financiero. Esto crea nuevas oportunidades y, por ende, mejor calidad de vida.
 
Las buenas prácticas y el desarrollo humano sustentable fue otro disparador de debate así como cambio climático y las nuevas formas de producción. Es decir, se compartió la descripción de los fenómenos climáticos con los que se luchará en los próximos años y alternativas de solución; hacia lo que deberíamos llegar, buenas prácticas, por ejemplo rotación de cultivos, manejo integrado de plagas, menor uso de agroquímicos y alternancia de los mismos para evitar resistencias, cultivos de cobertura, reposición de nutrientes, control de napas, preservación de áreas naturales, entre otros.
 
Además, se trató ordenamiento territorial para eficientizar recursos sin dañar el ambiente. A la hora de pensar y planificar globalmente una región, se debatió sobre qué cosas debemos tener en cuenta con una mirada multidisciplinar.
 
 Asimismo, los participantes analizaron aspectos de la educación pública y la formación del ciudadano como clave del desarrollo; la posibilidad de generar cambios radicales promoviendo la educación y la participación, desde las facultades, escuelas agrotécnicas, la capacitación o asesoramiento.
 
Finalmente, se debatió sobre las instituciones como clave para el desarrollo estratégico nacional. Para ello se tuvo en cuenta la situación dirigencial, la Mesa de enlace, los problemas del presente y posibles soluciones para el futuro. Se hizo hincapié en la participación como motor de cambio y la importancia de formarse, y allí cobró valor la política y las organizaciones. La insistencia recayó en la participación comprometida, capacitada, ética y responsable, y en la necesidad de aprender a trabajar en instituciones y a involucrarse en la generación de políticas públicas.
 
También se abordó sobre la influencia del Estado en la situación agropecuaria; la mirada a largo plazo, estabilidad económica, federalismo, condiciones de mercado, y su influencia en el desarrollo agropecuario y agroindustrial.