PRÁCTICA PROFESIONAL

“Descripción y análisis del funcionamiento de un sistema lechero pastoril intensivo incorporando Tecnologías de Precisión y Ordeño Voluntario Automatizado (VMS®), en la cuenca lechera santafesina”.

Autor: Nuñez, Sabrina Solange.
Tutor Interno: Jáuregui, José.
Tutor Externo: Ghiano, Jorge.

JUSTIFICACIÓN DEL TRABAJO

Partiendo de un análisis general, vemos que la producción mundial de leche en el año 2012 alcanzó las 765 millones de toneladas, correspondiendo un 83% de este valor a la producción de leche vacuna. Frente a esto, la producción nacional de leche para ese año fue de 11,339 millones de toneladas, lo que condujo a Argentina a ser el 14° productor de leche a nivel
mundial, cuyo aporte fue del 1,8% respecto del total. Entre 2003 y 2012 la producción mundial de leche se expandió 23% entre extremos (tasa del 2,3% anual), mientras que en el mismo período la producción argentina aumentó un 43% (tasa del 4% anual) (Taverna & Farina, 2013).
Estas estadísticas demuestran que se viene dando un crecimiento sostenido en el tiempo de la producción lechera a nivel mundial y que Argentina ha acompañado esta tendencia pese a los altibajos, consecuencia de las inclemencias climáticas y las fluctuaciones de los mercados.
La producción e industrialización de leche son actividades tradicionales en Argentina, responsables en gran medida del desarrollo económico y social de muchas regiones del país.
Vemos que la región con mayor concentración de animales a nivel nacional está conformada por los departamentos del centro-oeste de la provincia de Santa Fe y el centro-este de la provincia de Córdoba. Este territorio productivo se genera a partir de la colonización europea, transformándose en una de las regiones más importantes del Sur y Centro América en términos de producción e industrialización de leche (Taverna & Farina, 2013). Ahora, si consideramos la producción dentro de los límites geográficos, podemos observar que las provincias pampeanas agrupan el 97% de los tambos y el 98% de las vacas, siendo Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires las provincias de mayor relevancia. A partir de esto, vemos que la Cuenca Central de Santa Fe exhibe la mayor cantidad de tambos (3.471 unidades productivas) respecto a otras cuencas, resultando de gran importancia a nivel nacional (representa el 29,9% del total nacional). Además, del total de tambos en esta cuenca lechera, el 41,86% corresponde a unidades productivas menores a 100 hectáreas, por lo que esta zona se caracteriza por presentar gran cantidad de “tambos pequeños”.
Considerando esta situación de activo crecimiento y tradición en la producción lechera a nivel mundial y nacional, resulta necesario replantearnos respecto a la eficiencia de los sistemas lecheros vigentes sobre todo en nuestra región, dada la potencialidad que la cuenca santafesina exhibe frente a otras del país. Estos sistemas productivos deben enfrentar continuamente desafíos económicos, sociales y ambientales, generándose así dudas respecto a qué tipos de
sistemas brinda rán mayor sostenibilidad y resiliencia en el mediano-largo plazo. Esta incertidumbre yace de numerosas situaciones como ser: la caída y volatilidad de los precios de las commodities, el incremento de los costos de producción, el cambio climático, la escala de los sistemas, las crecientes reglamentaciones y demandas sociales por el respeto al ambiente, al bienestar de los animales, a la inocuidad/seguridad alimentaria y, por último, los retos asociados
al trabajo y a la vida rural, siendo este último punto de gran relevancia para el futuro de las empresas (Taverna et al., 2017). Todo esto ha llevado a pensar en el re-diseño de los sistemas productivos a partir de la introducción de innovaciones tecnológicas como lo son los sistemas automáticos de ordeño.
Las primeras ideas de automatización total del proceso de ordeño se generaron a mediados de los años 70’, dándose la primera aparición de sistemas comerciales en 1992 (de Koning, 2011).
Estos sistemas se han instalado a un ritmo creciente en los últimos años a nivel mundial, despertando gran interés y expectativas entre los productores lecheros y su entorno. A finales de 2010, en aproximadamente 10.000 tambos de todo el mundo, las vacas fueron ordeñadas automáticamente por estos sistemas (de Koning, 2011). A raíz de todo esto, se espera que su demanda ascienda rápidamente en los próximos años a nivel global.
Los sistemas automáticos de ordeño (Automatic Milking System –AMS–), sistemas de ordeño robótico, sistema de ordeño voluntario o robots de ordeño (de Koning, 2011), son términos que se utilizan indistintamente para referirse a un sistema que automatiza todas las funciones del proceso de ordeño mediante una combinación de sistemas manuales y mecánicos para ordeñar y conducir a las vacas.
Las principales características de estos sistemas es que son automáticos, voluntarios y distribuidos (Baudracco et al., 2017). Decimos que son automáticos ya que el ordeño y todas las tareas asociadas al mismo no requieren de mano obra, lo que resulta en una actividad secundaria que es llevada adelante por los robots; son voluntarios, puesto que los animales se mueven en forma libre alrededor del sistema y como consecuencia de ello son ordeñados, siendo el principal incentivo el alimento, que debe ser manejado según tipo, tamaño, ubicación y momento de asignación, resultando en un elemento clave para este tipo de sistema; y son distribuidos, es decir, que están diseñados para funcionar en forma continua, con sesiones de ordeño repartidas a lo largo de todo el día y la noche.
Es por todo esto que el ordeño voluntario cambia muchos aspectos relacionados a la gestión de los tambos, ya que se modifica tanto la organización como el ambiente de trabajo. El trabajo manual es en parte reemplazado por la administración y el control de las actividades; y la presencia del tambero en tiempos de ordeño regulares ya deja de ser necesaria. El control visual durante el ordeño sobre la salud de las vacas y más precisamente sobre las ubres es, al menos
en parte, asumido por los sistemas de sensores automáticos. Las instalaciones para la limpieza de los pezones y la separación de leche anormal están incorporadas en estos sistemas, necesitándose de varias adaptaciones para lograr un ordeño continuo. El manejo de las vacas, incluido el enrutamiento dentro de los corrales, la oportunidad de pastoreo y el uso de raciones mixtas totales, se ve modificado. Por ello, un alto nivel de gestión y de expectativas realistas
son esenciales para la adopción exitosa del ordeño automático (de Koning, 2011).
La reducción de mano de obra (hasta un 18%), el aumento de la producción de leche (hasta un 12%), una mejor vida social para las familias tamberas, la mejora en el bienestar de las vacas lecheras y el control sobre la calidad de leche y seguridad alimentaria, generalmente se reconocen como beneficios importantes de esta tecnología. Cabe destacar además que no se han evidenciado efectos adversos durante la transición hacia este sistema en lo que respecta a la condición corporal de los animales, problemas de cojera o el estado de los pezones. Como contrapartida, los AMS requieren una mayor inversión que los sistemas de ordeño convencionales (de Koning, 2011). Sin embargo, se ha evidenciado que la reducción de las
necesidades de mano de obra y el aumento de la producción de leche llevan a una disminución de los costos fijos por kg de leche producida, lo que en general da como resultado mayores ingresos, lo que en cierta forma compensaría la alta inversión inicial en el largo plazo.
En síntesis, los sistemas de ordeño automático aparecen como una oportunidad para solucionar los problemas de mano de obra escasa, baja calidad de vida del personal, bajos niveles de bienestar animal, baja productividad e ineficiencias en el manejo, dado que a partir de ellos puede obtenerse mucha información, tanto a nivel individual como grupal sobre aspectos
productivos, reproductivos y relacionados con la salud y dinámica de los animales para poder consecuentemente trabajar sobre ellos.
Por todo esto y considerando que este novedoso sistema de producción ha sido implementado recientemente en nuestra región, donde la infraestructura, el ordeño y el manejo del rodeo se diferencia notablemente de los sistemas convencionales, surge la necesidad de evaluar la funcionalidad del mismo y generar información de referencia que esté disponible a toda la comunidad, referida principalmente al bienestar animal y las condiciones económicas,
productivas, alimentarias y nutricionales del rodeo.

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