PRÁCTICA PROFESIONAL AGRONÓMICA

“Evaluación de la respuesta de un cultivo de maíz a la aplicación de residuos orgánicos”

Autor: Colomba, Leandro.
Tutor interno:  Ing. Agr. Zen, Oscar.
Tutor externo: Ing. Agr. (Dr.) Berhongaray, Gonzalo

El maíz es uno de los tres cereales de los que depende la humanidad para proveerse de alimentos y derivados industriales. La industrialización y comercialización del grano de maíz y sus derivados contribuyen a la economía nacional. El crecimiento que ha experimentado el cultivo de maíz en nuestro país en los últimos años está sustentado por la generación, transferencia y adopción de técnicas adecuadas a la diversidad de nuestros sistemas productivos. Los aumentos de rendimientos por hectárea son el resultado de la aplicación de tecnologías enmarcadas en un esquema de sustentabilidad de los recursos naturales y del sistema productivo. La mejora de los rendimientos del avance de la siembra directa, de la creación y difusión de cultivares mejor adaptados a las condiciones de suelo, clima y adversidades biológicas, y del ajuste de las prácticas de manejo del cultivo, cosecha y post-cosecha de cada región productiva han propiciado que a través de los años el cultivo tome gran trascendencia en el mundo agropecuario y sea uno de los rubros productivos más importantes para la economía del país.
En los últimos años la superficie destinada a maíces de segunda y tardío se ha incrementado en el centrosur de Santa Fe hasta igualar la superficie de maíz de primera o inclusive en algunos distritos, la superficie de maíces de fecha tardía supera ampliamente a la de maíz de primera. La expansión de las siembras tardías se debe principalmente a que, aún con menor potencial de rendimiento que las siembras de primera, las siembras tardías tienen mayor estabilidad.
Varios trabajos han demostrado que los suelos de la Región Pampeana presentan deficiencias denitró geno (N) y fósforo (P), y en los últimos años se han observado deficiencias de azufre (S). Esto se debe la pérdida de materia orgánica de los suelos debido a la intensificación de la agricultura y al uso de la escasa o nula reposición de los nutrientes por lo que son necesarias mayores dosis de fertilizantes para alcanzar mayores rendimientos de maíz.
Los abonos orgánicos pueden ser utilizados para aportar materia orgánica y nutrientes al suelo. Los mismos son sustancias que están constituidas por desechos de origen animal, vegetal o mixto que se añaden al suelo con el objeto de mejorar sus características físicas, químicas y biológicas.
Éstos se han recomendado en aquellas tierras en las que se aplica una rotación de cultivos intensiva para mejorar la estructura del suelo, aumentar la capacidad de retención de agua y la disponibilidad de nutrientes para las plantas. Además ofrece beneficios ambientales, ya que se recuperan residuos pecuarios y se les da un valor agronómico, disminuyendo así, el impacto ambiental, logrando un sistema rentable y sustentable. Los aportes que pueden realizar los abonos al suelo dependen de su procedencia, edad, manejo y contenido de humedad. Pero por otro lado pueden producir efectos negativos como un aumento en la conductividad eléctrica (CE), incremento del sodio en el suelo y la dispersión de parásitos.
En la actualidad un factor muy condicionante de los suelos agrícolas es la falta de enriquecimiento de nutrientes, por lo que surge la necesidad de recuperar la fertilidad de los mismos.
La capacidad del abono orgánico como fuente de nutrientes es elevada y su intensidad es baja, lo que indica que tiene una baja capacidad de suministrar nutrientes a corto plazo, aunque en el ciclo del cultivo está disponible en cantidades adecuadas si se aplican las dosis correspondientes. Para satisfacer las necesidades nutricionales de cultivos agrícolas como el maíz, se requieren altas cantidades de abonos lo que implica una elevada disponibilidad de residuos orgánicos para obtener un buen desarrollo, y condiciones adecuadas para su almacenaje y aplicación. Para ajustar las dosis de abonos a aplicar es necesario conocer su composición química y para ello se debe realizar un análisis del residuo a utilizar.
El análisis de suelo se utiliza para determinar los niveles de fertilidad de cada lote y diagnosticar la necesidad de fertilización. Es importante conocer las características climáticas de la zona, del suelo y su manejo, como así también del cultivo para definir el plan de fertilización.

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